enfermedades, curas y remedios en Kelle, Merina Dakhiar

Juanjo Pérez Estévez es colaborador del Aula Manuel Alemán y miembro de la Asociación Tagaste. El año pasado organizó con Daniel Barreto el Campus de Estudios Sociales dentro de las actividades del Aula. En estos momentos se encuentra en Senegal llevando adelante un proyecto de desarrollo en unos pueblos del interior del país y desde allí nos manda uno correos relatando su experiencia que queremos compartir con ustedes.


Hoy es 30 de septiembre. Ha vuelto a hacer mucho calor y humedad lo que multiplica los mosquitos que se mueren por la piel blancucha, pero es curioso como el animo moral es un enorme estimulante físico, porque aunque no hay luz (paradójicamente si funciona la conexión satélite a internet) ni agua desde hace un día (cuesta mucho dormir sin haberse podido duchar), el tener tantas cosas para pensar y aprender te distrae de cualquier incomodidad. Ademas, el primer día por la noche te vuelves loco con todos los bichos. Poco a poco ya ni te los quitas del pelo o la espalda mientras se pasean a millares.

Bueno,se da el caso de que ayer era la huelga general a la que me jodía bastante no poder asistir. Hasta muy tarde no pude usar el ordenador y solo un ratito para no gastar la batería. Como se que en los periódicos grandes la noticia iba a ser que había poco seguimiento pasara lo que pasara, ley un articulo de mi amigo Garcia Lujan a ver si encontraba algo de periodismo en lugar de informaciones de partidos o empresas. Lo recomiendo. Pensar desde aquí en el tema de la huelga y en nuestra situación, me ha hecho reflexionar profundamente como intento traer a colación en las siguientes lineas.

Con anterioridad, durante el día, había tenido tres encuentros: con los jóvenes, con la comunidad de madres y con las madres jóvenes. Unas 7 horas mas o menos de charla distendida y muchas risas compartidas. Al no haber luz (por suerte) no usamos ni canon, ni dibujos o materiales a proyectar. Hicimos unos juegos esporádicos (teléfono colectivo, ejercicios físicos de levantarse colectivamente con los brazos entrelazados, simular una asamblea), alguno que me recomendó mi amiga Koldo y otros que se me ocurrieron sobre la marcha y q ellas mezclaron con sus marchosos bailes. El obetivo era intentar fomentar el cooperativismo económico ( compartir los costes de su actividad de superviviencia para crear un fondo de solidaridad común) a través de ser tod@s conscientes del espíritu cooperativo. Les gustaron mucho los juegos y lo pasamos genial, ni si quiera tengo recuerdo de no hablar su idioma (wolof) en todo ese rato.

De repente algo paso. Me fui dando cuenta poco a poco de que ese espíritu estaba ya allí, ellas lo conocían, lo practicaban en muchos ámbitos, pero sobre todo no existía en sus vidas el egoísmo o la competencia cotidiana por ser una mas feliz que las demás como nos ocurre a nosotros. Es mas, nos ocurre incluso a los que no decidimos nada en el mundo, incluso a las personas de las clases medias que ven como el futuro de sus hijos pinta cada vez mas negro, a cualquiera de nosotros, de nuestros amigos, nuestro compañeros, nuestra familia incluso a personas que tienen un trabajo precario, o peor aun, a personas que ni siquiera lo tienen y viven una vida que es complicada… Se ve de forma clara como movilizarse por algo en “nuestro mundo” ya solo pasa cuando hay en juego fiestas, dinero, vanidad, sueños vendidos por multinacionales o televisiones, celos… Entonces, me pareció bien contarles y hablarles un poco de esto, de “nuestra crisis”, nuestra huelga, nuestro “valores”, nuestros no “valores”, que nuestra felicidad depende del color que pintemos nuestra casa, el mueble de Ikea donde repose la tele, el viaje siguiente en verano y nuestros malvados controladores, la votación semanal en un reality show, el numero de amigos que aparezcan en la pantalla del ordenador… Les intereso muchísimo el tema, me preguntaron y sobre todo me sugirieron cosas, entre ellas, su disposición a acoger a quien quisiera venir desde allá por si le podían ayudar a no estar triste, especialmente porque como nunca tenían dinero, no sabían que era eso de estar triste cuando se pierde o se vive sin todas esas cosas que se compran con el y nos hacen felices… Tenemos la idea de que aquí hay muchísimas cosas malas, lo cual en buena parte es cierto, aunque creo que hay que tener muy presente que la mayoría de esas cosas seguramente se las generamos nosotros. Ello@s tienen malaria y nosotr@s las medicinas que la evitan; nosotr@s tenemos otra enfermedad llamada avaricia, egoísmo o algo así, a lo mejor aquí esta la cura…


En definitiva, como lo que esta bien claro es que aquí se aprende muchísimo y estamos siempre hablando de difundir cosas como la cooperación, la economía “social”( hay alguna que no sea social?), el cooperativismo, la solidaridad colectiva, etc… cuando vuelva a España y tenga la oportunidad de plantear otro proyecto así, presentándonos a una subvención, buscando fondos privados o ahorrar dinero para ello, creo que tenemos (en plural muy plural) que organizar un proyecto en el cual varias de estas madres senegalesas (o de cualquier parte de África y muchos otros rincones) vayan a nuestra tierra a darnos un par de cursos de formación y sensibilización acerca de las cosas importantes de la vida, la familia, la amistad, la felicidad o la dignidad. Algo así como Binta, su padre y su gran idea pero hacia el otro lado. Ojala salga hacia delante la idea y puedan ayudarnos. Seguro que si se dan los motivos y se organiza alguna huelga mas en el futuro, ellas podrán sernos de gran ayuda.

La gente te comenta cuando viajas sobre los peligros y cuidados que debes tener cuando vas al “tercer mundo”. Esta gente te ensena que lo verdaderamente peligroso para nuestra vida es no venir nunca y quedarse siempre allí.
Un bueno beso para toda la gente a la que extraño, que no es mucha pero abulta.

JUANJO

No hay comentarios:

Publicar un comentario