José Alonso Morales
En el contexto actual todos pugnan por estar muy bien preparados/as para las posibles ofertas de trabajo. Las dobles carreras se hacen necesarias y se harán casi imprescindibles. Un enfermero que demás es fisioterapeuta o una pedagoga que también tiene el título de psicología combinación perfecta para centros de atención a discapacitados o a personas que buscan un bienestar interior, tan en boga en la actualidad. El culmen es derecho con económicas o ciencias políticas, dos ingenierías…
Quiero hablar de otra posible combinación que tiene como criterio, no tanto el mercado de trabajo, que también, sino la dimensión de una formación completa e integrada en elementos humanísticos: la Carrera de Teología. Esta carrera tiene un elenco de materias que complementan una formación humanista y reflexiva que se ensambla perfectamente con otras especializaciones más técnicas y científicas. Conocimiento de la historia del pensamiento, temas de psicología, sociología y antropología ayudan a situarse mejor en la realidad que nos toca vivir. Por otra parte, la entrada en la reflexión teológica dota de claves para situarse en una sociedad donde los elementos religiosos proliferan y donde su aportación se constata que se hace cada vez más imprescindible. En una sociedad plural e intercultural donde la variedad de religiones y confesiones se hace presente, el comprender y saber dialogar con los diferentes enfoques de la vida y aprovechar el valor que cada una de ellas aporta a la convivencia humana, añade un plus de riqueza a cualquier profesión o trabajo. En la actualidad ya ninguna persona con seriedad intelectual se atreverá a afirmar que la religión ha pasado a la historia y ha sido superada por la ciencia. Hace unos años el pensador Gilles Kepel escribió un libro que tituló “La revancha de Dios” en el que, entre otras ideas, nos dice que cuando todos pensábamos que el Infinito había desaparecido, han brotado inmensidad de religiones y dioses en medio de este mundo técnico. La dimensión trascendente, que en muchos momentos ha estado encubierta, no ausente como diría Eugenio Trías, ahora se ha hecho presente y necesaria. El mundo que vivimos cruzado de divisiones, pobreza y agresividad instituciolizada necesita de una llamada a los valores y a otras dimensiones que rompan el ritmo vertiginoso en que vamos. Giles Peguy, ya en su época, decía que nuestro siglo tendría que ser místico o si no, ni sería.
Me contaba un compañera que explica en una universidad que antes de entrar en la panorámica de ciertas épocas del arte tiene que dedicarse a explicar algo de “religión” porque el alumnado no tiene noticia de conceptos básicos para comprender expresiones plásticas de nuestra cultura y un amigo agnóstico reconocido públicamente como tal, puso a su hija en clase de religión y me decía “no soy quien para negarle a mi hija que conozca el “humus cultural” donde se encuadra su contexto ambiental y luego que ella decida. A otro nivel, los estudios teológicos pueden ayudar a reflexionar y comprender muchas situaciones de nuestra historia, de nuestros valores y también de elementos críticos para poder tomar postura ante concreciones y decisiones con las que no estamos de acuerdo aunque se presenten como lo políticamente correctos en comportamientos y valoraciones. A nivel personal un amigo que ahora es licenciado en teología me comentaba que así como de otras profesiones “por ellas se vive o gracias a ellas se vive” para él la teología es “el por qué vive”. Y cuando habla así no se refiere a los textos y apuntes sino a algo más personal. En esto hay una gran diferencia.
Esta doble titulación a la que hago referencia tiene la facilidad de cursarse simultaneando con otras actividades o estudios. Tiene la posibilidad de hacer asignaturas sueltas y lentamente poco a poco ir completando todo el currículum, comenzando por las de mayor interés o las que encajen en los horarios de otros quehaceres. La primera parte es eminentemente filosófica y ciencias humanas la segunda fundamentalmente teológica. Tiene reconocimiento civil como una licenciatura auque sea menos rentable en lo inmediato. No sé si un empresario va a elegir en la lista de peticiones al que sea licenciado en Teología, pero a la hora de ejercer la profesión y marcar su caminar interior, ese profesional o trabajador estará situado de otra manera. Así lo testifican muchas personas que han entrado en esta aventura.
Es posible que alguna persona al terminar de leer este artículo se pregunte por el lugar donde se estudia esta titulación. En el mismo Campus de Tafira, junto al resto de escuelas y facultades, está el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias”. (Info@istic.es ; www.istic.es).
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