El escritor Jorge Semprún reflexionaba ayer en El País sobre el destino de la memoria del Holocausto una vez hayan desaparecido sus últimos supervivientes. La construcción de la democracia en Europa, la idea misma de Europa, está ligada a la exigencia de que Auschwitz no se repita, al nuevo imperativo categórico con el que Th. W. Adorno deshacía la abstracción de la ética ilustrada: "Dirigir la acción y el pensamiento de manera que Auschwitz no se repita". Hay ciertamente una nueva idea de democracia que queda ya afectada por ese deber de memoria. El artículo de Semprún, titulado "Mi último viaje a Buchenwald", ha hecho que recordemos la importancia de tener presentes novelas suyas como La escritura o la vida. El enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario